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En la fiesta brava yucateca, si alguien se entrega con valor a lidiar un toro de la sangre nueva, es el maestro yucateco Ángel Gerardo Lizama García, conocido en el ambiente taurino como «Papo».  

Ángel nació en la blanca Mérida Yucatán, el 12 de agosto de 1993; a la edad de 13 años, su tío el alguacilillo de la Plaza de Toros de Mérida, Jorge Barrera le llevo a conocer acerca de la tauromaquia, y también a las ganaderías de sus amigos, comenzando de ese modo el gusto por iniciarse en la tauromaquia: cuando se inició a los 14 años fue a la escuela taurina Silverio Pérez en la Monumental de Mérida por un año; luego entrenó con el matador de toros, el maestro Adrian Flores, que le enseño el ABC del toreo, de ahí tardó con él 13 años, hasta que empezó a caminar solo entrenando y aprendiendo por su cuenta, ya con alternativa y madurez.   

Para «Papo» como novillero, fue una etapa muy importante en su carrera, ya que tuvo la oportunidad de torear en varias plazas tanto en el estado de Yucatán como en algunas partes de la república, dos veces salió al extranjero toreando una novillada en Colombia y otra en España,

considerando esta etapa de mucha madurez y gran experiencia; de ahí no actuó como subalterno, pues siempre quiso ser matador de toros, y nos comparte recuerdos de su primer corrida: «La verdad el día que tome la alternativa, esa fecha fue muy especial, ya que ese día triunfamos y mas en una feria en mi tierra, en el ruedo de Xmatkuil; la verdad que es una profesión muy dura pero bonita, que te da mucho que aprender, tanto en lo personal como en la tauromaquia, durante mi carrera me he llevado cuatro cornadas».

El torear le ha dado muchas anécdotas, pero una muy importante se dio estando en España, en una corrida en Las Ventas de Madrid, cuando andaba solo y casi no conocía a nadie, al terminar la corrida ya de salida, alguien le llamó por su sobrenombre, escucho que me griten;

» ¡Papo!» y al voltear era una pareja de esposos, quienes le conocían y eran españoles, le empezaron a preguntar acerca de cómo le había ido, que hacía por ahí, etc. «te seguimos desde aquí vemos que eres un torero valiente y le echas ganas», y la verdad eso fue una anécdota que jamás olvidaré, porque sin saber, ahí me reconocieron y es muy satisfactorio. Su entrenamiento es todos los días, en un parque con 3 niños que apenas empiezan,

María Ángel Segovia la princesa maya, Ángel y Pablo Torres; en Yucatán varios ganaderos le abrieron las puertas de su ganadería para poder ir a entrenar a lo que siempre estaré agradecido por su valioso apoyo.

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