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Por Alberto Pérez Palma

 Plaza de Toros Monumental Avilés. Corrida de toros mixta. Tres cuartos de entrada. Se lidiaron cuatro toros de la divisa de La Venta del Refugio y cuatro toros del hierro de Gómez Valle, débiles y de juego variado, y un novillo de San Martín de Porres.

Una crónica inusual, irónicamente dividida en tres tercios, primeramente

Diego Ventura: Palmas.

Cuauhtémoc Ayala: Vuelta.

Cuauhtémoc Rafael: Vuelta.

Uriel Moreno El Zapata: Ovación y silencio.

Jesús Enrique Colombo: Oreja que no acepta y oreja.

Detalles:

El juez de plaza sin un sólo argumento legal ni científico, decidió suspender el festejo al afirmar que un toro estaba inutilizado cuando no le asistía ni la razón ni la verdad. Provocando con este hecho el desorden público; que al final fue solucionado por la empresa y los toreros para evitar algún serio desaguisado.

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Diego Ventura salió con Velázquez para enfrentar a su primer astado,  Huacho un cárdeno de 490 kilos, que al principio se mostró desentendido, al que fue metiendo para fijarlo en el caballo, y así se pasó encelándolo, provocando por momentos su andar hasta poder ejecutar al quiebro el rejón de castigo. Una postal en la ejecución.

En el segundo tercio pegado a tablas impuso magistralmente tres garapullos prácticamente sobre el burladero.

Huacho fue un astado de buena presencia, pero sin fijeza, Ventura insistió, lo buscaba, se pasaba, y simplemente no embestía, ni con la brega, tuvo tendencia siempre a tablas. Diego estuvo ahí, Huacho estuvo ausente.

Cuauhtémoc Ayala, con Yucateco un salinero de 510 kilos, un toro difícil que al momento del contacto se rajaba, Ayala lo dio tiempo, recorrió el ruedo pegado a la grupa de su equino, demostró paciencia logro dejar dos banderillas ejecutadas de poder a poder, pero Yucateco simplemente huía.

Ayala insistió, obligando al astado a acudir en una faena de serenidad , que le mereció la vuelta al ruedo,

Cuauhtémoc Rafael, con su novillo mostró destreza e improvisación toreo con gusto, en el primer tercio dos rejones de castigo bien ejecutados.

En segundo tercio nos regaló un detalle de improvisación, que pocos se dieron cuenta de la pasada en falso perdiendo la banderilla, pero siguió trotando fijando al novillo con la palma, un buen detalle torero, nos dejó dos al violín en todo lo alto.

Con la suerte suprema no estuvo acertado en el primer intento, quedando todo en merecida vuelta al ruedo.

Aquí mi segundo tercio de esta crónica.

Uriel Moreno El Zapata solamente recibió a Niño, que de inmediato mostró una lesión en el cuarto trasero derecho, motivo por el cual el juez ordenó cambio.

De aquí en adelante, mi último tercio de la crónica.

Primero, con el respeto a los mataderos, a la afición y no reseñé la actuación de los matadores Uriel y Colombo, ya que oficialmente la corrida había sido suspendida, pero con el mismo respeto y reconocimiento y sin presencia del juez, estuvieron a la altura de la Monumental Avilés.

Lo que pudo haber sido una gran tarde de toros

Lo que pudo ser una gran tarde de toros, terminó siendo una lamentable bronca por una decisión mal tomada por el Juez de Plaza Ariel Avilés Marín y más lamentable la postura del alcalde amenazando y amedrentando tanto a los empresarios y participantes en la lidia, fomentando la confrontación entre el público y la empresa.

Gritando desde la puerta de toriles y acompañado de un séquito de guarros (escoltas):

¡Yo soy la autoridad, soy el juez y aquí mando yo!”.

En patio de cuadrillas protegido por sus guarros seguía gritando y confrontando al respetable con los organizadores de la corrida, voy a detener y levantar a ese, si leyó bien estimado lector.

Voy a levantar a ese”.

Y Todo comenzó así… al salir el tercero de la tarde que correspondió a El Zapataeste cojeaba de la pata trasera y al caer al ruedo no pudo incorporarse, por lo que el propio matador pidió cambio, mismo que fue autorizado por el Juez.

Salió de toriles el sustituto, que visiblemente estaba acalambrado y mostraba poca fuerza, a lo que Uriel pedía calma y bregaba para darle tiempo al astado de reponerse.

Si bien es cierto que el toro se aquerenció en la arena, el matador hacía lo propio para meterlo al capote y solicitó la pica, con el fin de descongestionar al toro y evitar ya los calambres.

Esto lo sabe cualquier aficionado a la fiesta brava. La necesaria descongestión y templanza de los astados llevada a cabo por los picadores.

En esos trámites estábamos, cuando de momento se escuchó la voz del juez de plaza, nadie lograba descifrar lo articulado, Uriel, haciendo su oficio solicitaba la intervención de los varilargueros y el juez sólo daba una señal, con los brazos que parecía que estaba marcando en términos beisboleros un safe.

A lo que el matador no alcanzaba a comprender e insistía solicitando el ingreso de los picadores, y la misma señal del juez, agarrando de nuevo el micrófono y otra vez expresaba algo que no se entendía por las deficiencias en el sonido.

Uriel insistía y pedía tiempo para picar al astado y de nuevo la negativa, hasta que se escuchó la voz del Juez de Plaza:

Se suspende la corrida por falta de condiciones en los astados”.

De inmediato no se hicieron esperar los abucheos del público notoriamente enfadado por la acción sin fundamento por parte de un señor que se entiende debe dar sano juicio al espectáculo y estaba haciendo lo contrario.

¡Provocando el desorden público, la confrontación!, al enardecer los ánimos de un público que había pagado una entrada para ver una corrida de toros y él la había suspendido porque esa era su ocurrencia.

El Zapata con más conocimiento y experiencia que el juez de plaza, pidió el ingreso de los varilargueros, para picar al astado, hecho que sucedió y de inmediato cambió el comportamiento del toro.

Pero, el daño ya estaba hecho.

La corrida había sido suspendida, el Matador pedía el cambio de tercio y nunca tuvo respuesta del Juez, por lo que este con profesionalismo y respeto realizó el segundo tercio. Volvió a pedir el cambio y nuevamente sólo el silencio de la autoridad, por lo que El Zapata, con el toro en el redondel, decidió cumplir con el último tercio.

Y en ese momento, el Juez de Plaza abandonó el biombo de la Autoridad, causando un total desconcierto entre el respetable y participantes, así sin un argumento legal, como diría José Luis Perales “Y se marchó…”.

Faltándole el respeto al público, a los toreros, a todos y provocando el desorden generalizado.

De manera improvisada un aficionado taurino, asumió la función de autoridad y fue entonces cuando, Colombo, salió al ruedo, con el fin de enfrentar a su primer astado.

Colombo en un acto de profesionalismo y respeto total, realizó su intervención en medio de la consternación, misma que fue del agrado del público, que todavía no alcanzaba a comprender el acto ilícto del juez.

En este punto hago una pausa obligada para poder contextualizar el motivo de una suspensión totalmente injustificada por una supuesta “… falta de condiciones en los astados”.

Primero. Ya se habían lidiado dos toros por los de a caballo, astados que con independencia de sus cualidades tuvieron condiciones para la lidia, tan las tuvieron que ambos rejoneadores, cumplieron cabalmente sus tercios.

Segundo. Un astado lastimado, que por muchas circunstancias se pueden lesionar, no determina de manera generalizada su condición, simplemente se lesionó. Preciso un astado de ocho. Si 1 de 8, ya que previamente dos habían sido toreados, por lo que faltaban de ser lidiados 6. Esto no determina aquí en Motul ni en ninguna otra plaza en el mundo, que los 6 astados restantes estén faltos de condición. Un astado no es y no será valor para determinar que todos los demás estén igualdad de circunstancias. Imposible, bajo toda lógica humana.

Tercero. – Viene el de reservael que sería el cuarto astado, mismo que salió de puertas de toriles y que visiblemente no estaba lesionado, el astado como a cualquier animal -incluyendo al hombre-, son susceptibles a calambres, motivos muchos. La energía de un toro al embestir supera los 4.000 kilos de fuerza y pueden correr hasta 25 kilómetros por hora. No es lo mismo un calambre que la falta de condición. Por eso la insistencia de Uriel para picar y descongestionar al astado. Los que sucedió al momento del primer puyazo. El toro cambió totalmente y bajo esta condición no era un toro falto de condiciones.

Cuarto. En el supuesto, que el reserva, que no fue así, estuviera falto de condiciones, insisto que no fue así, quedarían 5 toros más, por lo que es totalmente injustificable e infundado pretender afirmar que los 5 toros restantes “estuvieran faltos de condiciones”.

O, ¿acaso el juez tiene el poder de ver el futuro, es pitoniso o realizó estudios científicos de genética, tan avanzados, para poder diagnosticar y afirmar que las condiciones de un astado son idénticas a todos los demás bureles en una plaza de toros?

La decisión del Juez fue totalmente subjetiva e infundada y carente de todo argumento legal.

No. No había motivo alguno de utilizar su autoridad para decretar una suspensión, no había, nunca lo hubo y no tiene el argumento legal para sostener su absurda ocurrencia.

Luego la aparición del alcalde del Municipio de MotulRoger Rafael Aguilar Arroyo, que en pasillos se le comenzó a decir por parte del público que le llamaba Lord Levantón:, tal vez, porque no paraba de decir:

Voy a levantar a ese”.

¿?

Sí, así gritó en el ruedo.

Que me lo traigan”, ante la incomprensión de todos.

¿Qué información le habrán dado al alcalde, que llego rodeado de un séquito de guardaespaldas, gritando y azuzando al respetable a demandar a la empresa, además de estar gritando con todo lujo de prepotencia:

¡Yo soy la autoridad, soy el juez y aquí mando yo!”.

No sabemos quien le equivocó a tal grado que se mostró como esos políticos que imponen la sinrazón. Lo que si vimos que a ese “levantón” fue detenido por más de 15 policías que lo sometieron y lo metieron a una patrulla.

Hecho lamentable que lastima a los taurinos y a la fiesta, y nos ponen a pensar si hubo algún interés de por medio para boicotear esta tarde de toros.

Si bien es cierto que dentro de las facultades del juez de plaza está la de suspender el festejo, también está obligado a asistir al desencajonamiento y pesaje de los toros, aprobar previa opinión del Médico Veterinario y el representante de la Comisión Taurina las reses que deben lidiarse, situaciones que se dieron a cabalidad y nunca se diagnosticó, la “falta de condiciones en los astados”.

Conociendo al Juez de Plaza el Maestro Ariel Avilés Marín, mentor y maestro, al que le tengo una admiración y respeto, taurino de cepa, conocedor y estudioso de la fiesta, le ganó su amor y respeto a la tauromaquia que lo llevó a tomar esta decisión equivocada.

Ya tendrá que responder legalmente y demostrar que el toro sí estaba mal; ya que si no lo puede comprobar al tomar su mala decisión se puede hacer acreedor a una seria sanción.

Los riesgos de tomar decisiones sin la razón.

Decisión que no comparto por lo señalado en esta crónica, que de manera responsable y con los conocimientos en tauromaquia narré.

La empresa cumplió con el reglamento y presentó un cartel, con toreros de primer nivel, toros que cumplieron con lo estipulado en el reglamento, por eso es de extrañarse el comportamiento de la Autoridad Municipal.

No protestó el público, estuvo sumamente fuera de lugar todo el hecho bochornoso que hizo vivir el juez de plaza.

Motul quería ver toros, quería ver a Ventura, a Cuauhtémoc Uriel, a Colombo, todos tenían porras y seguidores, mucho público se quedó, los protagonistas estuvieron dispuestos y a pesar del lamentable hecho, decidieron salir y seguir con el espectáculo, con profesionalismo, entrega y respeto.

Salieron al ruedo sin juez, lo que fue aplaudido por el público que se sintió ofendido por la actitud de la autoridad, y por ello, al ver la reacción de la empresa y de los toreros, se quedó y disfruto La collera que ofrecieron Diego Ventura y Cuauhtémoc Ayala simplemente espectacular.

Uriel Moreno El Zapata y Jesús Enrique Colombo, con el capote, las banderillas y con la muleta nos regalaron su calidad taurina dejaron plasmado en el ruedo su esencia torera.

Los forcados la armaron en grande y se llevaron la ovación del respetable, así debió ser esta tarde en la Monumental Avilés, así debió ser escrita esta crónica, y nos quedamos, con aquello de que:

Motul, lo que pudo ser.

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