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Dicen que la tercera es la vencida y asi resultó muy buena la tercer corrida de la temporada de la Plaza de Toros Mérida que lució con poco más de media entrada, en la que José Enrique Colombo se llevó el festejo cortando tres orejas, una a su primer burel y dos con su segundo que a la postre fue el mejor de todos, dejando grato sabor de boca en el respetable.

Uriel Moreno «El Zapata» también cortó una oreja bien merecida con su segundo toro, con el primero se mostró valiente recibiéndolo pegado a tablas con vistosas faroleras antiguas y en las banderillas compartió con Colombo y El «Galo» un par cada uno, como siempre sensacional para que con la muleta fuera llevando bien al toro con pases una y otra vez,

mostrándose valiente y con fina faena llena de arte, muy  pegadito a la bestia con el total agrado del respetable, para rematar en la suerte suprema pinchando en su primer intento con el estoque pero en el segundo colocó la espada poco caída pero en buen sitio para que doblara el astado, de no haber pinchado hubiera cortado una oreja por lo menos,

se llevó vuelta al ruedo; a su segundo también lo llevó en buena forma con varias series de pases en corto con la maestría y oficio que le caracterizan, con las varas colocadas de manera correcta y vistosa, que en la tribuna hizo escuchar el ¡Torero…Torero…! para culminar con la mejor es estocada de la función, que resultó fulminante, bien puesto doblando el bicho rápidamente para llevarse vuelta al ruedo y una oreja aunque el respetable al juez le pedía dos.

Para André Lagravere «El Galo» no fue la mejor tarde, lo destacado es que lució en buena forma en su reaparición después de la cornada aparatosa que recientemente recibió en tierras tapatías, buena faena con su primero, no desentonando con las varas, pero fallando con la espada, perdiendo la oportunidad de un apéndice; pidió adelantar su segundo porque tuvo que volar hasta Tijuana,

para un compromiso y eso fue motivo para distraerse bastante de su faena, en la que pinchó nuevamente no sin antes tener algunos destellos con la muleta muy rescatables, llevándose silbidos no tanto por su actuación sino por que tardaron mucho en descabellar a su segundo. Para Colombo fue un inolvidable debut en ruedos mexicanos, mostrándose en todo momento como figura del arte, colocando bien las varas y matando de manera fenomenal a sus dos bestias para llevarse una oreja con el primero y dos con el segundo, saliendo en hombros y declarando el venezolano que quiere triunfar en nuestro País.

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