AGREDEN A GOLPES A REPORTERO FRENTE A LA POLICÍA ESTATAL.
En Kinchil, de nuevo la policía estatal fue testigo de una agresión física en contra de un reportero que puso en riesgo su vida, al final los oficiales no detuvieron a los agresores a pesar de que el reportero lo solicitó.
Los hechos se dieron al rededor de las 22:00 horas de ayer martes, cuando el reportero del municipio de Kinchil, Federico Cab (a) «El Azul», se encontraba dentro de su casa narrando un accidente de tránsito qué había ocurrido a unos metros de su hogar, se trataba de una adolescente que había derrapado en una moto.
Al lugar con aliento alcohólico, llegó el papá de la joven identificado como Miguel Tzuc Zapata en compañía de su yerno Gualberto Osmar Poot Can, hijastro del comandante de la policía de Kinchil Abraham Solís, donde agredieron verbalmente al reportero para finalmente agredirlo a golpes dentro de su predio donde el comunicador se resguardaba.
Durante la agresión, en el lugar se encontraba dos unidades de la SSP, marcadas con números económicos 7022 y 6832, al igual que la unidad 569 de la policía municipal de Kinchil, que solo estuvieron de espectadores durante los minutos de agresión contra el reportero.
Los gritos de auxilio de unas menores, fue lo que alentó que las autoridades ingresen al predio para evitar que la agresión continuará.
Todo esto sucedió durante una trasmisión en vivo que, por la agresión registrada e insultos, la plataforma de Facebook retiró el video.
Federico Cab, es reconocido por su labor como reportero en el área policiaca, pero en entrevista vía celular señaló la pasividad de las autoridades, quienes, según él, actuaron como espectadores ante un hecho que requería su intervención inmediata ante el peligro de su integridad y su vida.
Organizaciones defensoras de la libertad de prensa y derechos humanos ya se han pronunciado al respecto, condenando la agresión y exigiendo una investigación exhaustiva.
Por su parte, colegas del gremio periodístico han levantado la voz, demandando garantías para ejercer su profesión sin temor a represalias, en un país donde el periodismo es una de las actividades más peligrosas, este incidente en Kinchil refleja la urgencia de reforzar la seguridad para comunicadores y de castigar la impunidad en este tipo de agresiones.
El caso de Federico Cab debe servir como un llamado de atención a las autoridades estatales y federales para garantizar la libertad de expresión y proteger a quienes día a día arriesgan su integridad en busca de la verdad.
Por ahora, el reportero se encuentra fuera de peligro, pero el ataque deja una profunda preocupación por la falta de respuesta de quienes tienen la responsabilidad de garantizar el orden y la justicia.
En Mérida igual dos reporteros fueron agredidos por familiares de un joven, que amenazaba con tirarse desde lo alto de una torre de energía eléctrica de la CFE en Juan Pablo II, el pasado 5 de noviembre, en esa ocasión uno de los reporteros identificado como Darvin C.S., fue detenido y encarcelado por parte de policías estatal.