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El ejecutómetro lleva registro puntual de los homicidios de políticos en las elecciones más grandes y sangrientas en la historia del México moderno.

Poco menos de una centena de candidatos asesinados y de 270 denuncias de amenazas hacen válido el temor de los analistas en seguridad sobre que los comicios electorales 2021 —próximos a celebrarse este 6 de junio— sean considerados los segundos más peligrosos de la historia.

A 10 días de las votaciones federales en México, han sido asesinados 80 políticos, según un registro realizado por Infobae México. El indicador de violencia de este medio —elaborado de septiembre de 2020 a mayo de este año— reporta las ejecuciones de aspirantes a alcaldías, regidurías y sindicaturas (30); además de funcionarios fuera del cartel electoral.

Desde que comenzó el proceso en septiembre del año pasado se ha documentado un goteo de asesinatos de políticos en activo y aspirantes a cargos locales por todo el país.

Alejandro Toledo Morales, de 43 años, aspirante a la diputación local por el Distrito 7 en Guerrero, por el partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena), fue asesinado el 9 de septiembre de 2020 de un balazo en la cabeza, en la entrada del Club de Golf de Barra Vieja, en Acapulco.

Unos sicarios lo interceptaron cuando viajaba de regreso a su casa y le dispararon a quemarropa antes de huir. Su caso encabeza la macabra lista que recoge las ejecuciones políticas en tiempos de elecciones.

Casi todas las entidades se han visto salpicadas por la violencia contra los aspirantes, pero geográficamente los asesinatos se concentran sobre todo en Veracruz, Estado de México, Michoacán, Jalisco y Guerrero, donde operan sanguinarios cárteles de la droga enfrentados por el control del territorio.

Por partidos políticos, tanto los principales como los independientes han sufrido bajas en sus filas. Téngase de ejemplo los tres candidatos de Movimiento Ciudadano (MC) asesinados en mayo; Abel Murrieta, Arturo Flores y Alma Barragán .

Especialistas como Edgardo Buscaglia aseguran que —en el mejor de los casos— se ha logrado bajar los niveles de violencia a través de una pax narca. Es decir, los aspirantes pactan un orden con los cárteles de la droga, dejándolos operar a sus anchas y derrotando a las otras organizaciones criminales presentes en la región.

Morena es ahora el ejemplo perfecto para la situación, pues tiene un largo antecedente de aspirantes vinculados al narco. Rogelio Portillo Jaramillo, candidato de Morena a la alcaldía de Huetamo, Michoacán, aparece en el lista de personas buscadas de la Agencia Antidrogas (DEA). Según este órgano, se le indaga por su supuesto nexo con el Cártel Jalisco Nueva Generación. Los voceros de campaña han negado la información del perfil.

Pero el narco no es el principio y el fin que explica la violencia en la vida política.Las balas que están silenciando voces también provienen de otros candidatos. Arturo Flores Bautista, candidato a síndico por Landa Matamoros, Querétaro, fue hallado muerto el pasado domingo. El hermano del candidato a la presidencia municipal de la demarcación por el PRIJonathan Trejo Ramírez, fue señalado como presunto homicida.

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